Convertirse en propietario no siempre es fácil, especialmente si nunca antes has sido propietario de una propiedad de inversión. Estos consejos para primerizos pueden ayudarte a comenzar con el pie derecho.
Recuerdá, los hábitos que desarrolles al comienzo de tu nuevo negocio pueden determinar cuánto tiempo, dinero y frustración podes ahorrar a lo largo de tu carrera como propietario.
1. Creá un proceso de contabilidad
Convertirte en propietario es un negocio y debes tratarlo de esta manera. Esto significa llevar un registro de tus ingresos y gastos para que no sea un desastre durante la temporada de impuestos. Ahora, desarrollar buenos hábitos de contabilidad puede ser de gran ayuda.
Podés elegir procesos simples o complejos de acuerdo con tus necesidades; hay muchos programas de contabilidad para elegir. Es importante mantener un buen registro de tus depósitos, alquiler y gastos, como hipotecas, impuestos a la propiedad, tarifas de mantenimiento y cualquier material utilizado para la propiedad. Por ejemplo, si compras artículos de limpieza para limpiar la casa, es un gasto deducible.
2. Tené todo por escrito
Vos sabes la importancia de un contrato de arrendamiento: ¡no podés iniciar un negocio con solo un apretón de manos! Sin embargo, no asumas que el contrato modelo puede resolver todos los problemas. Asegúrate de que tu contrato de arrendamiento describa claramente las políticas con respecto a los cargos por pagos atrasados, el subarrendamiento, las mascotas, las quejas por ruido, etc.
Toda comunicación entre propietario e inquilino sobre la propiedad también debe hacerse por escrito. Esto incluye notificar al inquilino cuando la persona de mantenimiento necesita detenerse o vos desees exhibir la propiedad. En caso de una disputa, podés confiar en estos registros para demostrar que se ha cumplido con los requisitos de notificación del estado.
3. Plan fiscal
Si solo posees un activo, es fácil olvidar que en realidad estás dirigiendo un negocio. Sin embargo, debes planificar tus impuestos en consecuencia. Recordá, los pagos de alquiler se consideran ingresos y tus gastos de mantenimiento de la propiedad se consideran gastos.
Antes de convertirte en arrendador, es aconsejable hablar con un asesor fiscal para que puedas tener toda la información que necesitas. Por ejemplo, es posible que debas comenzar a pagar los impuestos estimados sobre el trabajo por cuenta propia. Esto cubre tus obligaciones tributarias de seguridad social y seguro médico, similar a las obligaciones tributarias que el empleador retendrá del salario. Por lo general, deberás pagar estas tarifas a nivel federal, estatal y municipal.
Tampoco tenés que perderte las regulaciones de exención de impuestos, que pueden reducir la carga fiscal.
4. Conocé las leyes de vivienda en tu área.
Es posible que debas solicitar un permiso en el lugar donde se encuentra tu propiedad. Por lo general, esto te dará un curso intensivo sobre las leyes de vivienda y los derechos de los inquilinos en tu área.
Incluso si no necesitas un director de operaciones, asegurate de comprender tus responsabilidades para con los inquilinos. En el análisis final, si hay un problema con la propiedad y no se aprueba la inspección de vivienda de la ciudad, entonces la ignorancia no es una defensa.
5. Establecé un horario comercial
Las emergencias pueden surgir y surgirán, pero en general, el horario comercial te será de gran ayuda. De lo contrario, te encontrarás trabajando día y noche, lo que dificultará el funcionamiento de cualquier negocio.
Asegurate de que el inquilino sepa la fecha y la hora en que estarás disponible y proporcionale tu correo electrónico y número de teléfono. Dejá en claro que, a menos que haya una emergencia (como un problema de plomería en una casa), solo responderás durante el horario laboral.
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6. No alquiles a familiares y amigos
Alquilar a alguien que ya conocés parece ser una situación en la que todos ganan. Pero la verdad es que es difícil decirle que no a amigos y familiares, y alquilar casas es mantener los límites. Por ejemplo, si un amigo está en problemas y no puede pagar el alquiler, es posible que desee que vos lo ayudes. La forma más fácil de tratar a un inquilino como a un cliente es alquilarlo a alguien que no tenga una relación personal.
7. Examiná a tus inquilinos
En una inspección se incluyen verificaciones de crédito, historial laboral, historial criminal e historial de deportación. Aunque se trata de una pequeña inversión, puede ayudarte a garantizar que estés alquilando a inquilinos que estén preparados financieramente para sus obligaciones de alquiler.
8. No esperes ganancias de inmediato
Por lo general, los costos se gastan en mantenimiento y conservación, y el resto es tu ganancia. Pero incluso si no hay muchas ganancias, tu propiedad alquilada sigue siendo muy valiosa. Todos estos pagos de alquiler pueden ayudarte a aumentar tu capital y cosechar las recompensas con el tiempo.
9. No violar las disposiciones del contrato de arrendamiento.
Tu contrato de arrendamiento debe indicar claramente lo que sucede cuando se violan sus términos (incluido el alquiler atrasado, la violación de las políticas y otros acuerdos de arrendamiento). Describí claramente el proceso para resolver estas infracciones, como advertencias escritas, multas o desalojos.
10. Antes y después de alquilar
Cuando el inquilino se vaya, tomá fotografías antes y después de la propiedad. Aunque se espera un desgaste normal, es necesario registrar el daño que puede cubrir el margen. Las fotos son tu mejor evidencia.
11. Encontrá alguien para las reparaciones
Tu inquilino tiene derecho a vivir y repararlo a tiempo. Incluso si este no es el caso, aún necesitas mantener el atributo para mantener su valor. Si tenes un personal de mantenimiento confiable, podés solicitar un trabajo de reparación, que es el más fácil. Pueden encargarse de cosas pequeñas, como grifos con fugas o instalar ventiladores de techo nuevos.
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