Para vos que amás a tu auto y lo cuidás con mucha dedicación, armamos este post con los puntos fundamentales para que puedas adelantarte a una visita al mecánico.
¿Sabés cuáles son las señales que tenés que tener en cuenta para saber si es momento de hacer una visita a tu mecánico? A continuación te lo contamos.
Una de las cosas más importante es que revises los amortiguadores, la suspensión, los neumáticos y los frenos.
Si percibís un rebote excesivo al pasar por un bache o alguna irregularidad en el asfalto, prestá mucha atención. Una forma fácil de chequearlo es apoyarte sobre la carrocería de tu vehículo y empujar hacia abajo en cada una de las ruedas. En caso de que la suspensión esté bien, el auto debería volver a su posición original sin ningún rebote.
Si notás algo extraño cuando frenás fuerte o tomás curvas, puede ser un aviso de que el sistema de amortiguación está presentando problemas. Si escuchás algún ruido que te parece raro, no dudes en visitar a tu mecánico de confianza: es posible que la suspensión esté dañada.
En caso de veas que hay un desgaste fuera de lo normal en los neumáticos, puede ser que la presión no esté bien. Lo adecuado es que se desgasten de manera pareja, no más hacia los bordes o el centro.
Si al tocar el freno percibís que “chillan” las pastillas, probablemente sea un indicio de que se hayan cristalizado. Debés controlar que no haya pérdidas en el líquido de freno.
Si el pedal de freno de tu auto está muy duro, puede ser otra señal a tener en cuenta. Esto puede significar que hay un desperfecto en los cilindros traseros, o inclusive puede hacer falta un reemplazo. El tablero también te va a ayudar a saber si hay que reemplazar las pastillas de freno.
La VTV resulta muy útil para detectar movimientos en todo el tren delantero. Si todavía no tenés que renovarla, el chequeo lo podés realizar en cualquier taller mecánico.
Otros signos que hay que tener en cuenta en relación a los frenos son: si sentís que el pedal vibra o tenés que pisarlo más a fondo para frenar o si parece estar más bajo de lo normal. En cualquiera de estos casos, pegáte una vuelta por tu taller de confianza.
Algunos recordatorios útiles:
Si bien esto va a depender de cómo y cuánto utilices el auto, no te olvides de dos controles muy importantes:
Control de la medición de fluidos: es recomendable que aproximadamente cada 10.000 kilómetros, realices un cambio de filtro de aire y de aceite.
También debés hacer un control del líquido de freno y el agua. De acuerdo al uso que le des, te va a convenir pasarte por un taller.
Control de balanceo y alineación: Esto también es recomendable hacerlo cada 10.000 kilómetros. Sirve para verificar que las cubiertas no se desgasten, entre algunas otras cosas. De esta forma vas a poder alargar la vida útil de los neumáticos y manejar con más confort y tranquilidad. El chequeo tarda aproximadamente tres horas. Tené muy en cuenta estos puntos ya que los vas a necesitar siempre.
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